
Un clavo saca otro clavo. Un desastre tapa otro desastre. Un dolor suficientemente intenso puede cubrir cualquier otra cosa. He perfeccionado tanto mi técnica de hacerme daño que he aprendido a hacerlo en la medida exacta, incluso, a veces, en la modalidad. Tanto es así, que hoy me he sorprendido asumiendo que hay unas normas. Un equilibrio interno. Un juez. Se ha convertido todo en un proceso tan elegante y meticuloso que sería incapaz de hacer trampas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario